“Lo que un hombre es en sí mismo, lo que le acompaña en la soledad y lo que nadie puede darle ni quitarle, es indudablemente más esencial para él que todo lo que puede poseer o lo que puede ser a los ojos de los demás.” (Arthur Schopenhauer)

Fantasmas





¿Por qué haces esto? ¿Qué sentido tiene? ¿No ves que es absurdo? No aguantarás. Con lo bien que estarías en cualquier otro sitio. Seguro que no aguantarás. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Déjalo ya, es inútil. ¿Qué necesidad hay de esto? Total por un día, no pasará nada. Si total, nadie te ve. Te detienes ahora y todo seguirá igual. Es imposible que aguantes. ¿Cuanto tiempo ha pasado? ¿Solo cinco minutos? Hoy imposible. Venga déjalo y lo intentas otra vez mañana. No vas a poder. No puedes. No aguantarás. No aguantas más. Déjalo. Déjalo ya. Venga, ya estuvo bien por hoy, mañana si eso un poco más pero por hoy ya esta bien. No ves que no tienes fuerzas ya. No ves que estás totalmente agotado. No puedes más. Párate ahora mismo. Nadie te obliga a esto. Párate, párate ya, ya, ya...”

Cada segundo día, durante media hora, la misma canción. Mucho se habla y se escribe sobre el poder de la mente. En mi caso no es así. Mi cabeza siempre se rinde mucho antes que mis piernas, tiraría la toalla nada más empezar. El cerebro es el más débil y tozudo de los órganos. Ni siquiera la evidencia de haber sido capaz le convence. Pero el esfuerzo está dando sus fruto: estoy aprendiendo a no rendirme y a vivir ignorando a mis fantasmas.




La línea de Kármán

Estaba merendando, se terminó la fruta, el yoghourt, cogió el vaso de zumo, bebió hasta la mitad y girando el brazo en dirección contraria a la mesa abrió la mano y... ¡Crash!. El vaso, roto en mil pedazos, y los restos del zumo se esparcieron por el suelo de la cocina. Giró su cabeza, me miro extrañado y como quien no comprende nada dijo: "¿Papá, qué pazó?". En ese momento sólo acerté a decir:
 
 
¡QUÉ VA A PASAR... SOLTASTE EL VASO
 Y SE CAYÓ, NO LO VES!
 
Me arrepentí de lo que dije nada más acabar la frase.  Pero bueno... En mi defensa alegaré que no era cuestión de explicarle el concepto de gravedad, la Ley de la Gravitación Universal tal y como fue presentada por Isaac Newton en su libro Philosophia Naturalis Principia Mathematica o hablarle de la interpretación que de este fenómeno hace Einstein en su Teoría de la Relatividad General donde la atracción gravitacional es el efecto producido por la deformación que la materia hace en ese artificio matemático llamado Espacio-Tiempo y en el cual se desarrollan todos los eventos físicos del Universo.

Espero que no rompa más vasos... pero ojalá no deje nunca de cuestionar lo evidente.  Pocas veces la relación causa-efecto es la aparente y para llegar a la verdad casi siempre hay que saltar la barrera de lo obvio. Nuestra experiencia nos muestra únicamente una parte muy pequeña de la verdad. Hay que saber que siempre hay una línea de Kármán, tras la cual, todo puede cambiar y donde, por extraño que parezca, los vasos no se caen cuando los sueltas.
 


De buenas intenciones...


Haciendo oidos sordos a las recomendaciones de su padre, Darío aprovecha cualquier mínimo despiste de su progenitor para, en un acto de piedad y misericordia, dar de beber al sediento: "Haxe calor papá, tenen sed" . Y con cada acto de buena fe cinco o seis hormigas agonizan en un charco. Trato de hacerle entender que eso no puede hacerlo. Él me mira horrorizado... como si yo fuese el más terrible y despiadado de los monstruos.